En Asia se está diseñando la Argentina Agroindustrial del 2030
En las próximas décadas habrá una significativa expansión de
la demanda de productos agroindustriales, la misma según diversas fuentes
variaría entre el 70 y el 100 % de la actual. Los fundamentos de estos cálculos
se sustentan en tres ejes, aumento de la población, cambio de hábitos de
consumo y nuevos usos a los productos de origen agropecuario.
La población pasará de los actuales 7 mil millones a 9,3 mil
millones de personas, en 2050, según las Naciones Unidas, un 32 % adicional. Un
elemento aún más importante es la incorporación masiva de centenares de
millones de pobres rurales a las clases medias urbanas, modificando el acceso y
los hábitos de consumo producto, por ejemplo en Asia pasaran a esta categoría,
en 2030, de los solamente 500 a los 3200 millones de personas, dos tercios del
global, profundizando la urbanización.
En 2011 fue, a nivel global, el primer año de la historia en que hubo más población en ciudades que en
comunidades rurales. Esa urbanidad fue acompaña por la falta de generación de
sus propios alimentos por parte de los migrantes, con fuertes cambios de dieta, con más proteínas animales
y productos frutihortícolas. Finalmente está el más novedoso y difícil de
calibrar impacto por la incorporación de nuevos usos, como los biocombustibles,
el uso industrial de la biomasa y la comida para mascotas.
Gráfico 1: Total de alimentos producidos por año en el mundo en toneladas, Total Población del mundo en personas (datos Naciones Unidas) y Producción per cápita a nivel global en kilos por persona, eje a la derecha. Elaboración de los autores en base a datos FAO.
Gráfico 2: Población mundial en miles de millones (Naciones Unidas), eje derecho y superficie cultivable por persona en hectárea por persona. Elaboración de los autores en base a datos FAO
Para indagar sobre la posibilidad que tenemos para lograr el objetivo de duplicar la actual producción, es importante observar que ocurrió en el último medio siglo y cuál es la actual situación en Argentina, Asia y el mundo. Desde 1961 (3mM) al 2010 (6,85 mM) sé más que duplicó la población, este aumento fue acompañado por un enorme incremento de la producción, incluso aumentó la producción per cápita anual que pasó de 640 a 740 kilos por persona. (Gráfico 1). Esto se logró a pesar de haber bajado a la mitad la superficie cultivable disponible por persona, que pasó de 0,46 a 0,23 has per cápita. (Gráfico 2), el 70 % del aumento de producción fue por productividad.
Pero, lo más importante es que cambio el mix de cultivos,
mejorando aquellos grupos que pueden caracterizarse como más saludables desde
el punto de vista nutricional (Gráficos 3 y 4)
Figura: 3 Producción global de
alimentos per cápita entre los años 1961 y 2010. Leche y yogur, carne y huevo,
cereales más legumbres, frutos no cítricos, hortalizas feculentas y hortalizas
no feculentas. Se contabilizan solo el consumo directo humano de cereales; los
usos forrajeros y cebada no se contabilizan. Elaboración de los autores en base
a datos FAO y ONU.
Figura: 4 Producción global de alimentos per cápita entre los años 1961 y 2010. Peces (suma de captura y piscicultura) frutos cítricos, aceites vegetales y quesos. Elaboración de los autores en base a datos FAO y ONU
La oferta per cápita creció en proteínas animales como carne, huevo, peces (especialmente por piscicultura de forrajeros) y quesos pero disminuyo levemente en leche y yogur; este grupo es el único saludable que tuvo una disminución, que se está revirtiendo por el ingreso al consumo de las comunidades asiáticas que no lo tenían culturalmente incorporados. En las producciones vegetales crecen las hortalizas no feculentas, las frutas en los dos grupos (cítricos y las otras) y los aceites vegetales en reemplazo de las grasas animales en la cocina. Decrecen las que tienen baja densidad nutricional (baja cantidad nutrientes por caloría aportada) como el grupo cereales, aquí están agrupadas con legumbres (son importante fuente de proteínas en países muy vegetarianos como India) y las hortalizas feculentas. (Gráficos 3 y 4). Más y más sano con menos superficie de suelo usado por habitante del planeta.
A pesar de todo lo descripto debemos tener presente que de los actuales 7 mil millones de habitantes, mil padecen problemas de acceso a una dieta mínima que provea al menos las calorías necesarias, y dos mil millones tienen sobrepeso. Es decir que la mitad de la población global tiene desequilibrios nutricionales.
Al aumento poblacional, del 30 % de
las próximas décadas, y las migraciones del campo a la ciudad (20 millones al
año solo en China) se suman estos cambios
de dieta, que incorporan más proteínas animales, verduras y frutas al consumo
masivo. Ese proceso por el que centenares de millones de pobres rurales pasan a
las clases medias asiáticas, están diseñando el camino a seguir a nuestro campo
y agroindustria.
https://www.youtube.com/watch?v=FUq_12KJT6c
Serán 2700 millones de personas que dejaran de producir sus propios alimentos y cambiaran su dieta radicalmente, incorporando fuertemente proteínas de origen animal, es decir carnes de cerdo, ave y bovina, también leche, huevos y peces.
Desde el fin de Mao en comienzo de los 80, en China, se paso
de consumir de 8 kilos de carnes totales (solo el cerdo de la casa) per cápita a 57 kilos (cerdo, ave, bovino), la tasa de crecimiento del consumo fue de
unos 1,4 kilos por persona y por año y son 1300 millones de chinos. Cada dos
años aumentaron el equivalente a toda la producción cárnica argentina anual de
unos 3 millones de toneladas.
El consumo es mayoritariamente de cerdo y pollo, y estos comen alimentos balanceados formulados básicamente con dos partes de maíz y una de soja, el maíz generalmente de producción local y la soja importada. Los cerdos necesitan unos 3 kilos de esa ración para hacer 1 kilo de carne, los pollos 2,3. Pero también, es muy relevante y a veces no tenido en cuenta, que China produce 60 millones de toneladas de peces en criaderos, unos 40 kilos per cápita más de proteínas de origen animal, esta producción es veinte veces nuestra producción, ya citada, anual de carne vacuna. Estos peces forrajeros (carpas, tilapias, etc.) convierten 1,7 kilos de una ración semejante a la de los cerdos y aves, en un kilo de pescado. Más proteína barata para esos centenares de pobres rurales que migran a la ciudad y que requieren por mayores ingresos y cambios de hábito más carnes, es decir más soja y maíz.
¿Cómo impactó e impactará estos procesos en Argentina? Hasta
mediados de los 90 en China producían, igual que hoy, 15 millones de tn de soja,
sin importaciones. En 2003 ya estaban importando 15 millones de tn. y en solo 11 años pasaron a
demandar importaciones por 65 millones (20% más que el record argentino de
producción, tercer productor mundial) como consecuencia de este fuerte crecimiento de la demanda desaparecen los stoks a nivel global, cambian los precios del grano (de 140 a más de 500
dólares la tn) e impactan favorablemente en la economía de Argentina. Esta
tendencia por ejemplo sigue, solo en China hay unos 700 millones de campesinos
a incorporar a estos cambios sociales y alimentarios.
Para lograrlo debemos profundizar el camino de gestionar MAS CONOCIMIENTO POR METRO CUADRADO Y POR HORA , eso es mayor productividad, cada vez más necesaria frente a las restricciones de suelos agrícolas y agua dulce, que sumados al imprescindible cuidado del ambiente, requiere mucho más conocimiento para que la humanidad logre el objetivo de brindar una alimentación saludable y sustentable a todos sus integrantes.Según calcula el Índice Mundial del Hambre, dicha productividad total a escala mundial deberá duplicarse hasta el 2050 para cubrir todos los requerimientos.
Tecnología, recursos humanos y naturales parecen no entrar en
discusión al analizar cómo la Argentina puede proveer de alimentos al
continente asiático que se estima seguirá creciendo sin pausa estamos en el
país adecuado, en el momento preciso.
Por la importancia estratégica que para Argentina tienen
estos procesos es que organizamos un Simposio en la FAUBA donde explorar estos aspectos en China,
India, Japón, Corea del Sur, Vietnam y Tailandia. Estos seis países hoy son más del 40% de la población mundial y
originan el 25% del PBI global, valores que crecerán fuertemente hacia el 2030.
Esta región, en esos años, solo podrán autoabastecerse de un 75 a un 83 % de sus necesidades, por eso van a requerir importar toda la
comida necesaria para alimentar totalmente a 900 millones de personas. Esos
alimentos solo podrán importarse de las
pocas regiones del mundo que tendrán excedentes, es decir América del Norte,
América del Sur, Australia y Nueva Zelandia, Ucrania y vecinos, ninguno
más. Acá somos un actor relevante en estos cambios.
Aprovechar esta coyuntura para generar agregación de valor
local es un camino posible como nunca antes, es verdad que se requieren
condiciones para fuertes inversiones en infraestructura productiva, de energía,
caminos, puertos etc, pero el premio puede ser grande para la calidad de vida
de la comunidad nacional en cada región, al generar trabajo en lugares donde la
migración no sea el único destino.
La historia de los exportadores de alimentos ya se
está escribiendo en Asia, solo tenemos que leerla adecuadamente y aprovecharla
de la mejor forma, permitiéndonos un desarrollo social y territorial más
equilibrado. Pasar de ser el granero del mundo al supermercado del mundo
generará trabajo y oportunidades en todo el territorio, para lograrlo se
requiere una gran articulación y trabajo conjunto del sector académico, público
y privado.
Ing. Fernando Vilella
Director del Simposio
“Argentina y Asia en 2030:
Estrategias en los Agronegocios para un mundo en Desarrollo”